En este momento estás viendo SOS, Europa

SOS, Europa

En un futuro, cuando se mire hacia la historia de nuestro tiempo, las hemerotecas reflejarán algo así: “A principios del siglo XXI se produjo un cambio social muy importante influenciado por … que supuso …” Las dos incógnitas están en el aire; el futuro que se está construyendo en este presente será muy diferente del pasado más cercano conocido, la aceleración del cambio es exponencial y empieza a hacernos perder orientación social, nuestro lugar en el mundo es más efímero, nada dura mucho. Del futuro incierto por definición hemos pasado a un presente aún más incierto donde cambian los factores de juego.

La incertidumbre colectiva que representa la crisis actual nos debe hacer mirar hacia Europa como lugar común para salir adelante, diferenciado del resto del mundo, incluida el resto de Occidente. El presente es global y tecnológico, esto marca tanto la rapidez del cambio como el que será nuestra sociedad europea en los tiempos cercanos. Tendremos que aprender a aceptar el mayor papel de las sociedades emergentes como un agente más en juego tanto en el campo económico como en el político. Vivir de espaldas al resto del mundo de forma individual no será posible para los países europeos y menos para imponer una primacía de raíz histórica. Nuestra cultura y nuestra economía lucharán para seguir influyendo en la historia de la humanidad. Si no queremos quedarnos en el papel de museo mundial tenemos que hacer la apuesta de la ciencia avanzada influida por el bagaje cultural y humanista europeos, y también despertar del sueño de los satisfechos.

Con menos recursos naturales y unos costes productivos más altos nos toca innovar con marca Europa para ser más productivos, también habrá que replantear el pacto social actual. Nuestro estado del bienestar está en peligro precisamente porque no es global y ha primado la actitud pasiva de la ciudadanía. El rigor de la economía capitalista debe seguir siendo templado por instrumentos sociales equilibradores pero que no sean desmotivadores por quien lleva las rentas, por tanto, que contemplen el nuevo marco competitivo global. Este nuevo estado del bienestar debe introducir la protección del entorno como bien común, la protección ambiental no puede dejarse en manos del mercado.

Pero políticamente Europa tiene que hacer el esfuerzo de superar el excesivo peso de los gobiernos centrales en favor de un ente político paneuropeo fuerte, ir hacia una democracia menos estatal y más territorial. Con todo, el primer paso más importante debe ser acabar de una vez la unión económica, atascada tras la introducción del euro con una superburocracia, con un celo regulador extremo, al que hay que reconducir a su rol de facilitadora.

No seremos, si Europa no es. Y Europa será sólo si sus ciudadanos y territorios encuentran su marco de libertad, progreso y protección.

ANTONI BOU MIAS – ECONOMISTA
  Artículo publicado en EL PUNT AVUI (31/01/2011)